El desarrollo del lenguaje es un proceso gradual y único para cada niño. A medida que los padres observan cómo sus pequeños aprenden a hablar, es natural que quieran corregir errores para que mejoren su forma de expresarse. Sin embargo, muchas veces, las correcciones bienintencionadas pueden generar frustración o estrés en el niño, afectando su confianza al comunicarse. Para ayudar de manera efectiva, es importante evitar ciertos errores comunes y emplear estrategias que promuevan un ambiente positivo y libre de presión.
Uno de los errores más comunes es corregir directamente los errores de pronunciación o gramática de los niños. Al hacerlo repetidamente, los pequeños pueden sentirse avergonzados o frustrados, lo que puede llevar a una disminución en su deseo de hablar.
Otra práctica común es insistir en que el niño repita una palabra o frase correctamente justo después de haber cometido un error. Esto puede hacer que el niño se sienta inseguro o ansioso, especialmente si tiene dificultades para pronunciar ciertas palabras.
Corregir cada pequeño error en la pronunciación o en el uso del lenguaje puede hacer que el niño se sienta vigilado constantemente. Esta sensación de ser corregido en cada palabra puede generar ansiedad y reducir su espontaneidad al hablar.
Comparar el desarrollo del lenguaje de un niño con el de otros es un error frecuente. Frases como «Mira, tu primo ya dice esas palabras correctamente» pueden afectar negativamente la autoestima del niño y hacer que se sienta menos capaz.
Algunos padres esperan que su hijo hable perfectamente desde una edad temprana, lo cual no es realista. Los niños están en constante aprendizaje, y cometer errores forma parte de este proceso. Exigirles que hablen sin errores gramaticales o con una dicción perfecta a una edad muy temprana puede generar frustración tanto en el niño como en los padres.
Frases como «No te entiendo» o «Hablas mal» pueden tener un impacto emocional negativo en el niño. Si el pequeño se siente juzgado o avergonzado por cómo habla, es probable que evite hablar por miedo a cometer errores.
En algunos casos, los padres cometen el error opuesto: no estimular lo suficiente el lenguaje de sus hijos. Si bien es importante no corregir en exceso, también es esencial crear un ambiente rico en lenguaje, donde el niño pueda escuchar, aprender y practicar nuevas palabras y estructuras.
En resumen, corregir el lenguaje de un niño de manera eficaz requiere una combinación de paciencia, modelado positivo y un enfoque lúdico. Al evitar los errores más comunes, como las correcciones directas y la comparación con otros niños, los padres pueden fomentar un ambiente donde el pequeño se sienta cómodo, motivado y seguro al hablar.
Si tienes dudas sobre el desarrollo del lenguaje de tu hijo o te gustaría recibir orientación profesional, no dudes en contactarnos. Estamos aquí para apoyarte en cada etapa del crecimiento lingüístico de tu pequeño.
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